El de por sí deplorable caso del director del OIJ acusado por tres mujeres por varios presuntos delitos relacionados con abusos sexuales, ha derivado en una trama política que desmerece, y, por tanto, afecta gravemente, las luchas históricas de las mujeres contra la violencia estructural.
Una desgracia y una vergüenza: el Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU) quedó implicado directamente en la estratagema por coaccionar a mujeres para presentar denuncias previamente fabricadas contra el funcionario judicial, hoy separado temporalmente de su cargo.
Por eso, la Red Feminista contra la Violencia hacia las Mujeres solicitó a las implicadas, Yerlin Zúñiga (presidenta ejecutiva) y Claudia Blanco (funcionaria) que se separen voluntariamente de sus cargos "por decencia, por respeto, por integridad".
El punto es muy sencillo y éticamente incuestionable: si la principal arma de las mujeres para que se reconozca y se sancione la violencia machista, ha sido la denuncia pública, resulta inaceptable pervertir esa herramienta.
Con Sylvia Meza presidenta de la Red Feminista y Larissa Arroyo experta en derechos humanos, lo abordamos.
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