Quiso el destino que conmemoráramos el Bicentenario sumidos en una pandemia que elevó a grados superiores la importancia de la salud, de la prevención, del agua, del ambiente cotidiano y de la inclusividad en las políticas públicas.
Se torna imperativo, entonces, mirar el desarrollo de nuestra nación desde la perspectiva de la salud, señalar lo que ciertamente Costa Rica hizo muy bien, las tareas que hemos postergado por décadas y los nuevos desafíos penetrados completamente por las dinámicas económicas.
Porque ocurre que la salud pública es una de las columnas del desarrollo económico de las naciones, como mencionaba el historiador David Díaz este lunes en nuestro programa al recordar la decisión del presidente Cleto González en evitar las muertes de los bebés para que el país se poblara y más personas generaran riqueza.
Ahora todo es más complejo, habida cuenta de los éxitos que Costa Rica ha alcanzado y que nos envidian incluso desde países ricos como Estados Unidos. Ese modelo aplaudido y fructífero, sin embargo, requiere ajustes propios de la época, de las tendencias laborales, de la tecnología, de nuestro envejecimiento y por qué no, de los mercados internacionales que también están dispuestos a pagar más por productos, servicios o experiencias de bienestar.
No es algo exclusivo. En la OCDE tienen ese enfoque sobre el escritorio y lo aplican sobre sus miembros, ahora que Costa Rica está allí también. Aplauden que el país gaste en salud el 7,3 % del PIB, casi igual que el promedio de los países OCDE, aunque señalan la necesidad de avanzar a reformas estructurales que obligan a acuerdos políticos y ahí se nos complican las cosas.
No podemos, sin embargo, marginar la salud y menos en tiempo de pandemia. La salud es uno de los factores que ha repercutido en positivo en nuestro desarrollo y que será indispensable para el impulso pospandémico.
Y la salud es casi todo, está por todo lado; no es saludable ni desarrollado un país con grandes hospitales llenos de gente bien atendida, si fuera el caso. Es lo que plantea el profesor Luis Bernardo Villalobos, médico salubrista y académico retirado que nos acompaña este martes junto al economista José Luis Arce.