Columna de opinión deportiva sobre el clásico jugado este domingo 22 de abril
Por: Javier Zúñiga, Periodista
Fotografía del Facebook Liga Deportiva Alajuelense @lda.cr.
Atrás, muy atrás quedaron los días en que una derrota del equipo al que apoyo por herencia y convicción tenía la capacidad de amargarme el día. Como habrán notado, ya ni siquiera me atrevo a llamarlo mi equipo, pues al final de cuentas no tengo acciones o peso alguno en las decisiones, de lo contrario los Tacos Especiales estarían 2x1 después de cada trago amargo, y no me refiero a los que sirven en República Fortuna.
El Clásico del Domingo no es una historia inédita, el problema es que los 22 protagonistas la contaron de una manera muy distinta, pues incluyeron pasabolas aburridos y roces innecesarios, tal y como cuando adaptan un libro a la gran pantalla y, como verborrean popularmente, la cagan.
Inmediatamente entró el gol de Daniel Colindres pensé en la mítica final que AC Milán y Liverpool disputaron en 2005 con La Orejona en juego. Y no es que esté comparando a los equipos, jugadores, ni mucho menos, pero si un AC Milán con Paolo Maldini, Cafú, Andrea Pirlo, Gennaro Gattuso, Kaká, Andriy Shevchenko, entre otros, dejó escapar un 3 por 0 en seis minutos, no me vengan a decir que lo ocurrido en el Alejandro Morera Soto es increíble.
Como aquella noche mágica en Estambul, no se pueden negar los factores Disney que se hicieron presentes, pero al final de cuentas, un partido de fútbol termina siendo un cúmulo de errores y virtudes, y como en medio de ambos los más atevidos se aprovechan. En este caso fue Saprissa, equipo que aprovechó un exceso de confianza manudo sin bases ni fundamentos, porque La Liga no merecía ir ganando 3 por 0, pero también se aprovechó de un cuerpo técnico que no solamente fue incapaz de continuar motivando a sus jugadores y acertar en los cambios, sino que viene premiando a jugadores que perdieron las virtudes entre cámaras y cheques en blanco.
Pero para aprovechar todo lo mencionado anteriormente, Saprissa tuvo que echar mano a una historia, coraje y actitud que ha venido marcando la diferencia en los últimos torneos, y por más complicado que sea comprenderlo y/o aceptarlo, Alajuelense tiene que sanar muchas heridas a nivel interno antes de volver a pensar en competir de tú a tú.
Y no me malinterpreten, La Liga perfectamente podría ganar la ansiada 30 en algunas semanas, pero precisamente ese es el problema, estamos ante un torneo que podría terminar premiando la mediocridad, y no la disciplina, dedicación, pasión o talento, curiosamente los ingredientes básicos en los torneos que las autoriades nacionales se niegan a imitar en busca de una “originalidad” tan absurda como lanzar piedras u cualquier otro objeto a la cancha o que Gigi Buffon nunca haya ganado la Champions.
Finalmente, como dice la canción, “hay que saber diferenciar entre los que juegan bien o juegan mal”, pero si eso no funciona, les prometo que hacerse aficionado de los caños, taquitos y buenos goles no falla, porque pase lo que pase, el personal administrativo, cuerpo técnico y jugadores continúan cobrando.